El artista (IV) El Primer Tercio
RJC El País |
Del primer tercio poco hay que decir. En esto creo que todos estamos conformes. Incluso los aficionados de nuevo cuño. La suerte de varas era antes trágicamente bella. Hoy es una parodia repugnante, francamente desagradable. La pujanza del toro chocaba con la destreza y el arte del picador. Ahora, ni hay pujanza en el becerro, ni el piquero es otra cosa que un individuo que, encaramado en un caballo blindado por el peto, asesina a mansalva, clava, ahonda, barrena y raja sin piedad. Desde la segunda acometida del becerro, cada puyazo se convierte en tres o cuatro, porque el picador, si no atina al primer agujero, rectifica la colocación de la puya tantas veces como sea necesario, hasta encontrar la primera brecha, y entonces se ensaña y mete media vara. Si el becerro intenta irse, le tapa la salida con el caballo. Si el becerro retrocede, va largando palo, como la cuerda de una cometa. El caso es que el puyazo no acabe nunca. Y el público, encantado, porque sabe que, saliendo el becerro medio muerto, es el único modo de que, luego, el astro coletudo se decida a hacer el poste y le entusiasme con sus estatuarios, sus naturales adulterados y sus derechazos. Y hasta es posible que, para colmo de delicias, haga el inapreciable regalo de unos pases mirando al tendido, o de unas arriesgadísimas manoletinas.
Puyazo criminal. RJC El País |
"Hoy se torea peor que nunca"
Adolfo Bollaín
De la conferencia celebrada en el Club Taurino Madrileño
el 7 de Febrero de 1947
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