viernes, marzo 23, 2012
Sobre la ganadería de Paloma Sánchez-Rico de Terrones
Quince años después de que Paloma Sánchez-Rico se empeñase en repoblar de ganado bravo los cercados de Terrones, al abrigo de las anchas paredes del imponente caserío de piedra, el corazón de una de las familias ganaderas más antiguas del Campo Charro late de nuevo al ritmo de las faenas camperas que siempre se han hecho aquí. […] Como siga así, con esa mentalidad de ganadera íntegra a la que no le importa no vender sus toros pero sí criarlos a su gusto, Paloma contará pronto con el apoyo de estos soñadores empedernidos que son los aficionados toristas […] El único pesar de Paloma Sánchez-Rico y su familia es no haber podido crear su ganadería a partir de Contreras, en la actualidad diluida en exceso. El encaste ha cambiado pero el espíritu continúa, más en la línea de los Hermanos Sánchez-Rico que en la filosofía torerista del tío Juan. La bravura primero y la toreabilidad después. Y como no pretende vivir de su ganadería, a Paloma no le importa que sus toros sean difíciles de vender.
Quince años después de la compra, la ilusión de Paloma sigue intacta: “Para este año, vamos a dejar 18 erales para utreros. Si no los quieren para novillada, los dejamos para corrida... ¡Y si no nos los compran, los disecamos! Nosotros somos aves de paso y, en casas como la nuestra de 125 años, lo que tiene que seguir viviendo es la afición. Pasarán las figuras, pasaré yo, pasará Perico, pasará Juanito, pasará Julito, pero aquí tiene que seguir habiendo toros y afición. Y así vivirá la Fiesta. Yo creo que al final vamos a quedar los cuatro de siempre... porque esto es muy duro. Gracias a Dios, por el momento, no vivimos de los toros. Yo le digo a mis hijos que, si quieren mantener esto tan bonito como está ahora, tienen que ganar dinero fuera. Así serán libres y la historia de Terrones seguirá. Somos toristas: buscamos un toro que dé juego en la plaza... que para eso es la fiesta de los toros: ¡para ver toros!
En época de mis padres, por esta casa han pasado Cañero, Gitanillo de Triana, Marcial Lalanda, El Gallo, Manolete, Antonio Ordóñez... era cuando teníamos más cartel. Ahora no vienen figuras. No tenemos un encaste cómodo para los toreros. Ellos eligen y van a lo suyo... pero yo también me he trazado un camino y voy a lo mío. Es un camino muy difícil. Una lucha terrible. Yo crío el toro que me gustaría ver en una plaza como aficionada: un toro encastado y con bravura... con nobleza al final. También me gusta que vaya al caballo. En fin: un toro, toro. Mira que es bonito ver un toro arrancándose al caballo. O un toro que, al morir, te emociona. A veces, de ver morir a un toro, me he levantado y he aplaudido. Es muy bonita la bravura que demuestra ese animal. Los toros que hubo aquí de Contreras tenían casta y alegría. En ese momento era lo que querían las figuras. No eran toros de mucho trapío, pero sí con más casta y bravura que lo que se lidia ahora en general. La gente se divertía con ellos y tuvieron mucho cartel. Para tener ganadería hay que ser muy sacrificada”.
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Nota: esta ganadería tiene procedencia Clairac, es decir, Gamero Cívico
Foto: Menacho
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