RESPETO LA FIESTA BAÑADA EN ALCHOLOL Y SUSTANCIAS SIEMPRE NO JODA UN ESPECTÁCULO CULTURAL

Y esto es lo que ocurre en los San Fermines de Pamplona, Hemingway a pesar de su afición al alcohol se hubiera podido poner la pluma en salva sea la parte en lugar de popularizar esas reuniones de beodos y otras cosas, que agrupan en el recinto de la plaza de toros, para destrozar todos los fundamentos y bases de la corrida de toros, como cultura y espectáculo cultural.


Una vez fui a ese lamentable espectaculo, y al ir advertido previniendo la integridad y limpieza de mi ropa y cuerpo saque una entrada de sombra, donde por lo menos la gente parecia mas civilizada, loo que no evite los tristes y degradantes hecho que se producían en los tendidos de sol y antes de abordar la entrada de la plaza en la calle.


Yo realmente si fuera de una ciudad cuyo emblema y es conocida por todo el mundo por este festejo anual lleno de suciedad, vómitos y falta de respeto a la condición de animales racionales que nos otorga la ciencia, claro que siempre hay excepciones como la que se comenta, rogaría que no figurara en mis documentos mi lugar de nacimiento.


Que quieren disfrutar borrachos perdiendo el sentido de la realidad, revolcándose en la porquería, "lavándose" en vino, libres son de ello y no sera quien lo critique, lo que si critico es que esta degradación la traspasen a la corrida de toros, tanto en la falta de respeto en su celebración, celebración que se basa en una liturgia donde el alcohol, las canciones de borrachos, y la gente victima de alucinógenos no tiene lugar.


Pero cuando estos elementos se convierten en mayoría y llevan a la deriva con la perdida del norte que produce el abuso de alcohol y otras sustancias y llevan a estrellarse contra acantilados como pudimos ver ayer con dos puertas grandes dignas de Caritas Diocesanas, pues todo el derecho a ejercer su libertad pues invaden la mía y no solo la invaden sino que la insultan y rebajan un espectáculo de hombres y mujeres cultas a un simple acto de animalidad en que se convierten los actos humanos cuando por el alcohol y las sustancias alucinógenas.


Habría que pedir responsabilidades a los medios de comunicación que apoyan, celebran y aplauden semejante exhibición de salvajismo.


Que la lleven a cabo todo el mundo es libre de degradarse a la condición de animal irracional digno de una porqueriza, pero que no arrastren con ellos los valores de la Fiesta de los Toros que no tiene nada que ver con lo que se realiza en Pamplona cada año desde el 7 de julio al 14 de julio.


La corrida de toros es una fiesta, pero una fiesta culta donde el divertimento procede de un arte ancestral que requiere plenitud de facultades mentales para disfrutarlo, por lo tanto o se ponen controles de alcohol (alcoholimetros) en puertas de acceso a la plaza y se impide la entrada a todos los que den positivo o es urgente prohibir que se celebren corridas de toros para distracción de semejante degradación humana.


Luego nos extrañamos que les den la razón a los atitaurinos, cuando elevamos a la categoría de tradición un espectáculo que degradada a la raza humana y en consecuencia a la corrida de toros, que si fuera esto debería estar prohibida por el bien de la salud publica desde hace muchos años.