Magnifico articulo que reproduzco integro para feflexion de aficionados de Europa y allende los mares.
copy/paste:
EL REGATÓN |
Escrito por JUAN ÁNGEL FRANCO | |
domingo, 29 de mayo de 2011 | |
por JUAN ÁNGEL FRANCO (publicado en el periódico Hoy) el día 24 de mayo 2011 Hace tiempo que no la miraba. Es una hermosa fotografía -en blanco y negro- que me regaló un querido amigo. Es una instantánea taurina que, a simple vista, es parecida a otras muchas: un picador se apoya sin mucho esfuerzo en el estribo izquierdo mientras con la mano derecha aguanta la vara que apoya en el morrillo de un toro que mete fijo la cabeza en el peto. Observada con más detenimiento ya no se parece a tantas otras: la puya de la vara está en el extremo que mira al cielo mientras que el que detiene al toro no lleva ningún castigo que pueda herir al toro. Se pensará que fue un bravo ejemplar que acudió más de lo acostumbrado al caballo. Cosa rara de ver hoy. La sorpresa total surge al percatar que el toro luce sobre la cruz... Tres pares de banderillas. ¿Los tercios cambiados? ¿El de banderillas antes que el de varas? Algo no cuadra. Y la foto no está trucada. En el extremo inferior derecho la firma del fotógrafo y el año del evento: 'Muñez. 1985'. Muñez, quien durante muchos años fuera informador gráfico de este diario en Cáceres y compañero en muchas tardes de toros, hizo una copia y me la regaló. 1985 me hizo ir al baúl de los recuerdos donde guardo los apuntes de las corridas presenciadas. El toro era del hierro de Alonso Moreno, de encaste Saltillo. Se desplazó mucho en el capote, tres veces fue al caballo, en las tres se dejó castigar empujando fijo en el peto, se arrancó de menos a más distancia. Alegre y con excelente tranco en banderillas. La muleta era gobernada por Ruiz Miguel que, como casi toda la plaza, ya había visto las inmensas cualidades que aquel toro -que en la plaza apareció como 'Ruidoso' mientras el ganadero siempre se refirió a él como 'Tinajero'- que desde el primer cite quiso comerse la muleta, humillando por ambos pitones con celo, nobleza y fijeza. Cuando llevaba más de diez tandas dejé de tomar notas pues no estaba dispuesto a perderme ni un solo momento de tan excepcional acontecimiento. Recuerdo que aún le dio muchas tandas el gaditano por ambos pitones sin que aquel saltillo desfalleciera un momento en su pelea. Era corrida concurso, única en que por entonces estaba permitido el indulto. La sensibilidad y afición de los espectadores que poblaban aquella tarde los tendidos de la plaza de la Era de los Mártires comprendieron que aquel desbordamiento de bravura sería demasiado lujo y dispendio enviarlo al destazadero a manos de los matarifes y comenzaron a solicitar el perdón. El torero solicitó la clemencia a la autoridad y está lo consultó con el ganadero. Y entonces saltó el ejemplo del ganadero y aficionado. De haber sido ahora el propio criador se habría desgañitado pidiendo el indulto a la menor insinuación de un grupo motivado por el vendedor de refrescos, azuzados al tiempo por el matador de turno, que espolea a los vociferantes contra el indefenso presidente. El señor Alonso Moreno, tras hablar con el presidente, dialogó con el matador, quien ordenó a uno de los picadores de su cuadrilla que volviera a montar y salir a la plaza. Cumplido el mandato, Ruiz Miguel volvió a colocar el toro en suerte y este se arrancó con fijeza dos veces más al caballo quedándose fijo en el peto mientras se simulaba el castigo del tercio de varas. Y una de esas dos veces fue la que Muñez captó y me regaló. El toro volvió vivo a los chiqueros en medio de una atronadora ovación no menor que la que escucharon el matador y el ganadero. Un ganadero de aquellos que antes que la efímera gloria de un titular prefería convencerse, y al tiempo mostrar y enseñar a los aficionados, cuando un toro es tan excepcional que merece el muy exclusivo premio del indulto. Dudo que nadie vuelva tener una instantánea de los tiempos actuales ni venideros en la que se vea a un toro fijo en el peto, con seis banderillas en lo alto y un picador apoyándole en el morrillo el 'regatón' que es como se refieren los taurinos modernos al extremo de la vara de picar contrario al que lleva la puya que ahora va sin el artilugio o protección que recibía tal nombre. Pues yo si tengo una foto así, y la miro cuando me hablan de indultos antes de que me entre la risa. |
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