Me gusta decir la cosas como son, y cuando hay que decir algo positivo pues me gusta que lo habitual donde todo es negativo, lo digo por con www.voyalostoros.com tuve un contencioso ya que colaboraba ad honorem con ellos y por presiones de Corporación Taurina de Bogota, quisieron que cambiara el tono de mis crónicas cosa a lo que me negué y por lo tanto deje de colaborar, aunque se escudaron en una carta anónima que parece que estaba firmada por un pseudonimo que parecer correspondía al secretario general de la Corporación.
No si el articulo esta escrito de forma independiente olas ordenes de la corporación pero sea como sea es el mejor que se ha publicado hasta la fecha por un medio Colombiano por lo que lo copio y pegi integramente en lugar de limitarme a dejar el enlace:
Bogotá – Colombia. La fiesta de los toros en la capital de Colombia vive momentos de zozobra por el empecinamiento de una autoridad municipal que pretende interrumpir -cuando no mutilar-una tradición.
La fiesta de los toros en la capital de Colombia vive momentos de zozobra por el empecinamiento de una autoridad municipal que pretende interrumpir -cuando no mutilar-una tradición que como en pocas ciudades de América, en Bogotá y su plaza de toros Santamaría, se mantenía vital con el esfuerzo empresarial que ello supone.
Por ello, desde Burladero América buscamos quien nos ilustre de la coyuntura actual, que explique los derroteros por los cuales podría decantarse lo que podría ser a todas luces un abuso de autoridad con miras a prohibir las corridas de toros en la capital.
Situación que dibujaría una sombra a este lado del Continente, tras lo sucedido vía referéndum en Quito, y la coyuntura políticamente amenazante que también se vive en Perú y Venezuela. Santiago García Jaramillo, taurino 24 horas al día y especialista en leyes, nos da la foto de la actual situación que transita la fiesta taurina en Bogotá.
Defensa a la Fiesta Taurina en Bogotá, por el Respeto a la Libertad y la Ley
Han sido ya dos las reuniones entre el Alcalde Gustavo Petro y la Corporación Taurina de Bogotá.
Mientras la segunda ha expuesto con rigor jurídico las razones que le asisten para mantener la fiesta, el señor Alcalde persiste en su postura con una intransigencia propia de los gustos personales.
Resulta curioso que el Alcalde, otrora defensor de las libertades individuales y de las minorías culturales y étnicas, lidere ahora una cruzada prohibicionista de una tradición cultural de la cual disfruta una pacífica minoría en la temporada Bogotana, que aporta importantes ingresos a la Ciudad, y que se encuentra protegida por la Ley, la Jurisprudencia constitucional y un contrato vigente hasta el año 2015.
Primer acto: Mutilar la tradición
El Alcalde planteó inicialmente la discusión con la Corporación, entorno a prohibir la muerte del toro, desconociendo que en Colombia rige la Ley Taurina (916 de 2004), que estructura las corridas de toros e incluye en ella la “suerte suprema”.
En el análisis que la Corte Constitucional ha realizado a dicha ley, se ha dejado en claro que el espectáculo taurino es “una expresión artística del ser humano” así como una “manifestación de la riqueza y diversidad cultural de nuestro pueblo.
Así mismo la más reciente Sentencia (C666 de 2010) dejó en claro, que corresponde únicamente al Congreso de la República modificar o prohibir las corridas, como bien se lo explicó al Alcalde el Ex Presidente la Corte Constitucional, Manuel José Cepeda.
Segundo acto: Coso multiusos
El otro argumento esgrimido por el Alcalde, es que la Plaza de Toros debe abrir sus puertas a otros espectáculos, lo cual se hace, por ejemplo para el festival de teatro, o partidos de Tenis, aun cuando ésta fue construida por un ganadero para mantener viva la fiesta a la que entregó su vida.
Tercer acto: Abuso de poder con perjuicio económico
Pero la intransigencia por las pasiones personales parece no abrir campo al derecho, y fue por ello que el mes pasado se exigió a la Corporación Taurina suspender la venta de abonos para la temporada de 2013, en una orden que contraría directamente las disposiciones de la ley 916 de 2004, y que por tanto no puede tener otra calificación que la de ilegal.
Y como si fuera poco ordena que no se programen las novilladas en el marco del tradicional festival de verano ¡Vaya paradoja! La misma autoridad bogotana llama a que se incumpla con las obligaciones del contrato vigente y legalmente suscrito con la Corporación Taurina.
Si el Alcalde persiste en imponer su gusto personal sobre la ley, y realizar una persecución a las minorías que la Constitución protege, no sólo estará dando un peligroso paso hacia el totalitarismo, sino también estará privando a la ciudad de los importantes ingresos que percibe producto de las temporadas taurinas, y obligará al pago de indemnizaciones por la ruptura del contrato que sin lugar a dudas le causarán un grave detrimento patrimonial a las finanzas de la ciudad. Que se abonarán con el dinero aportante de cada ciudadano residente en ésta.
La tradición y las libertades
Como bien lo ha planteado el Presidente de la Corporación Taurina, Felipe Negret, más que la defensa de un contrato, la defensa de las corridas de toros, es el propender por el amparo de las libertades individuales, y habría que agregar, de la sujeción de los funcionarios públicos al principio de legalidad.
Si el Alcalde de Bogotá quiere prohibir las corridas de Toros, que acuda al Congreso y se abandere de dicho proyecto de ley, si allí salimos derrotados, los taurinos, con el dolor de privarnos del más hermoso arte, lo aceptaremos, como también aceptaríamos que las corridas languidecieran cuando no existan más aficionados, pero mientras que la fiesta viva, mientras que la Constitución y la Ley nos protejan, exigimos que las autoridades la cumplan y la respeten, como les corresponde en un verdadero Estado de Derecho.
Por ello, desde Burladero América buscamos quien nos ilustre de la coyuntura actual, que explique los derroteros por los cuales podría decantarse lo que podría ser a todas luces un abuso de autoridad con miras a prohibir las corridas de toros en la capital.
Situación que dibujaría una sombra a este lado del Continente, tras lo sucedido vía referéndum en Quito, y la coyuntura políticamente amenazante que también se vive en Perú y Venezuela. Santiago García Jaramillo, taurino 24 horas al día y especialista en leyes, nos da la foto de la actual situación que transita la fiesta taurina en Bogotá.
Defensa a la Fiesta Taurina en Bogotá, por el Respeto a la Libertad y la Ley
Han sido ya dos las reuniones entre el Alcalde Gustavo Petro y la Corporación Taurina de Bogotá.
Mientras la segunda ha expuesto con rigor jurídico las razones que le asisten para mantener la fiesta, el señor Alcalde persiste en su postura con una intransigencia propia de los gustos personales.
Resulta curioso que el Alcalde, otrora defensor de las libertades individuales y de las minorías culturales y étnicas, lidere ahora una cruzada prohibicionista de una tradición cultural de la cual disfruta una pacífica minoría en la temporada Bogotana, que aporta importantes ingresos a la Ciudad, y que se encuentra protegida por la Ley, la Jurisprudencia constitucional y un contrato vigente hasta el año 2015.
Primer acto: Mutilar la tradición
El Alcalde planteó inicialmente la discusión con la Corporación, entorno a prohibir la muerte del toro, desconociendo que en Colombia rige la Ley Taurina (916 de 2004), que estructura las corridas de toros e incluye en ella la “suerte suprema”.
En el análisis que la Corte Constitucional ha realizado a dicha ley, se ha dejado en claro que el espectáculo taurino es “una expresión artística del ser humano” así como una “manifestación de la riqueza y diversidad cultural de nuestro pueblo.
Así mismo la más reciente Sentencia (C666 de 2010) dejó en claro, que corresponde únicamente al Congreso de la República modificar o prohibir las corridas, como bien se lo explicó al Alcalde el Ex Presidente la Corte Constitucional, Manuel José Cepeda.
Segundo acto: Coso multiusos
El otro argumento esgrimido por el Alcalde, es que la Plaza de Toros debe abrir sus puertas a otros espectáculos, lo cual se hace, por ejemplo para el festival de teatro, o partidos de Tenis, aun cuando ésta fue construida por un ganadero para mantener viva la fiesta a la que entregó su vida.
Tercer acto: Abuso de poder con perjuicio económico
Pero la intransigencia por las pasiones personales parece no abrir campo al derecho, y fue por ello que el mes pasado se exigió a la Corporación Taurina suspender la venta de abonos para la temporada de 2013, en una orden que contraría directamente las disposiciones de la ley 916 de 2004, y que por tanto no puede tener otra calificación que la de ilegal.
Y como si fuera poco ordena que no se programen las novilladas en el marco del tradicional festival de verano ¡Vaya paradoja! La misma autoridad bogotana llama a que se incumpla con las obligaciones del contrato vigente y legalmente suscrito con la Corporación Taurina.
Si el Alcalde persiste en imponer su gusto personal sobre la ley, y realizar una persecución a las minorías que la Constitución protege, no sólo estará dando un peligroso paso hacia el totalitarismo, sino también estará privando a la ciudad de los importantes ingresos que percibe producto de las temporadas taurinas, y obligará al pago de indemnizaciones por la ruptura del contrato que sin lugar a dudas le causarán un grave detrimento patrimonial a las finanzas de la ciudad. Que se abonarán con el dinero aportante de cada ciudadano residente en ésta.
La tradición y las libertades
Como bien lo ha planteado el Presidente de la Corporación Taurina, Felipe Negret, más que la defensa de un contrato, la defensa de las corridas de toros, es el propender por el amparo de las libertades individuales, y habría que agregar, de la sujeción de los funcionarios públicos al principio de legalidad.
Si el Alcalde de Bogotá quiere prohibir las corridas de Toros, que acuda al Congreso y se abandere de dicho proyecto de ley, si allí salimos derrotados, los taurinos, con el dolor de privarnos del más hermoso arte, lo aceptaremos, como también aceptaríamos que las corridas languidecieran cuando no existan más aficionados, pero mientras que la fiesta viva, mientras que la Constitución y la Ley nos protejan, exigimos que las autoridades la cumplan y la respeten, como les corresponde en un verdadero Estado de Derecho.
Estoy totalmente de acuerdo con lo planteado,pero discrepando de un termino nada secundario por cierto y es que en mi opinión y en la de muchos juristas tanto la ley taurina 916/2004 como la famosa sentencia C666/2.010 recibida con alborozo son de una ambigüedad que aunque escondida entre palabras demagogicas las deja en papel mojado como instrumento para defender la corrida de toros.
Otra es si se podría considerar delito pagar las indemnizaciones del los fondos municipales sin un decreto del pleno municipal que lo autorizara y todo así estos fondos son de todos los bogotanos y por lo tanto de usarse para este fin si darían como resultado un pleito importante pero que duraría mas que el mandato de Gustavo Petro en resolverse, aunque si acabara perdiendo tuviera que asumir las responsabilidades correspondiente cuando fuere.
El peligro de la prohibición de la corrida en Bogota es evidente y por tanto en Suramerica teniendo un pronostico muy grave y de severa peligrosidad.
Hay que estar alerta y no confiarnos en una Ley que no protege nada.
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