Se lidiaron seis toros de Miura y un sobrero del Conde de la Maza, en el tipo de la casa, o sea con mucho peso, pero feos y grandes lo que no significa trapío, largos altos agalgados en definitiva antiestéticos tanto de morfología como de cornamenta, la cual se escobillaba para postre sospechosamente, pero con casta, casta muy mala, lo clásico de Miura, no fueron bravos, mansurrones sin exagerar, y sobre todo inválidos que no se aguantaban de pie, pero ahí llevaban la mala casta, casta al fin y al cabo, lo que les hacia con la invalidez supina encima peligrosos, mucho mas peligrosos que vemos un día si otro también en cualquier plaza de España.
Para colmo de males este tipo de toros se destinan a los desheredados del escalafón en este J.L. Moreno, Rafaelillo y Serafin Marin, ninguno de ellos preparado para ni para el tramposo toreo postmoderno ni para el toreo de verdad, en realidad en mi opinión en todo el escalafón no hay nadie que sepa hacer el toreo de verdad, las posturistas de ballet ante lo contrario de un toro de verdad si demasiados.
Con estos mimbres parecía que el aburrimiento estaba asegurado, pues no¡¡¡, no solo no me aburrí sino que no se aburrió nadie en la plaza ¿porque? porque los tres chavales no podían hacer lo que no sabían pero si usar de lo que están sobrados corazón, valor del bueno y un par de cojones como el caballo de Espartero, perdido y navegando como podía J.L. Moreno, retorcido, estirando el brazo a mas no poder y sorteando tarascadas Rafaelillo, y queriendo porque ligeras nociones tiene que le llegan para intentar poder pero no para conseguirlo por lo que Serafín Marin no paro quieto un segundo y se la jugó de verdad como sus compañeros de terna.
Resultado lo primordial para que cualquier manifestación se llame toreo emoción a raudales, si ante inválidos pero que tenían las ideas cruzadas, cosa nada habitual casi extinguida en estos tiempos.
Se notaba a través del monitor la gente en su asiento contenía por momentos la respiración, aplaudía emocionada, se lamentaron que Rafaelillo fallara a espadas al quinto pues deseaban dar un premio a la emoción que sintieron toda la tarde, era de oreja la faena honestamente y hablando de toreo de verdad no, como mucho dos vueltas y con reparos, todo y así tuvo que dar una aclamada vuelta al ruedo, pero si vemos las salidas a hombros y Puerta del Príncipe o puertas de Alcala etc., merecía con el fallo de espadas incluido dos orejas.
Había cemento, pero hasta el cemento ha sentido la emoción de la verdad, de una pelea no de igual a igual por que hoy la han ganado los toros aunque muriendo y no con demasiado honor, no como suele ser normal, que se aplaude una estética que no emociona, una falsa belleza carente de alma, como por ejemplo los admiradores Tapies el pintor, Picasso a mi no me gusta,pero entiendo que haya fanáticos que hasta lloren con sus pintura, a mi pasa con Dali, pero no puedo entender como nadie se puede emocionar viendo un lienzo en blanco atravesado por una cuerda que es lo que Tapies es respecto al toreo moderno, una ofensa a la cultura y al arte y a la inteligencia de quien dice que le gusta.
Estamos dejando perder algo que irreparable, hoy se ha demostrado, sin nada bueno al contrario todo malo, solo con la verdad, se disfruta y se ha gozado mucho mas que con la mentira y el fraude de todos los días.
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